Diego Torres dice...

Dejame ser la voz que grita cuando los traidores callan.

11 de diciembre de 2010

¿Y si se dedican a gobernar en vez de hacer política?

“Es momento de gobernar y no de hacer política” se escucha decir por estos días a algunos referentes del oficialismo, frase que a mi entender es demagogia en su estado más puro. ¿Qué quiere decir esto? Pues bien, eso es lo que trataré de desarrollar a continuación.

Por definición se reconoce a la política como la actividad humana que tiende a gobernar o dirigir la acción del Estado. Sin embargo, aquí en Argentina, se le dice, popularmente, “hacer política” a toda acción que conlleve cierta demagogia, es decir, llevar a cabo acciones o declaraciones (sin haber deseado honestamente lo dicho o hecho) que busquen contentar a la población para ganar su apoyo, en vez del bien común.

Puntualmente por esta fecha, se dice que es momento de gobernar y no de hacer política en referencia a aquellos que ya están lanzando sus candidaturas a las próximas elecciones presidenciales. Pero en mi opinión, ese reclamo bien podría dirigirse al 90% de los políticos argentinos. Tanto los que ya han pasado como los que están en actividad actualmente. ¿Por qué digo esto? Porque creo firmemente que casi ninguno de ellos quiere gobernar ni quiso nunca hacerlo, creo que casi ninguno de ellos ha ingresado a la política con fines honestos, de representar al pueblo, de hacer lo mejor para este, de ocuparse de aquellos más necesitados, de ocuparse de los asuntos más débiles de nuestras instituciones, de hacer crecer a nuestro país, de aumentar el empleo, de mejorar la salud y la seguridad, etc, etc, etc (que, en definitiva, es para lo que se los han votado, ¿Verdad?). Pienso, tristemente, que en su mayoría siempre han buscado poder y dinero.

En consecuencia, he ahí la explicación de porqué entiendo que la frase que encabeza este artículo es demagógica. Porque justamente decir esa frase es hacer política. Porque todas las declaraciones que hace un funcionario son con fines políticos. Porque todas las acciones que emprende un funcionario público tienen un fin político. No he conocido yo ningún gobierno que se dedique a gobernar en vez de hacer política, e incluyo en esta afirmación al gobierno actual.

Todos los gobiernos nacionales se han dedicado a gobernar para los habitantes de Capital Federal y Buenos Aires (quizás alguna vez la provincia natal de alguno ha tenido también un poco de suerte), ¿Por qué? Sencillo, porque en estas 2 provincias se concentra la mayoría de los votantes. Casi el 50% de la población nacional se halla entre estas dos. Por eso, por ejemplo, en el interior del país se paga 4 o 5 veces más de impuestos que en Capital o Provincia, porque de esa manera se “subvencionan” los impuestos aquí. Imaginen cómo aumentaría el descontento popular si se aumentaran los impuestos en un 500%.

Por lo tanto, retomando la idea de fondo, siento que muy pocos líderes políticos hacen lo que verdaderamente desean o creen. Pongo en duda la honestidad de la mayoría de las propuestas políticas. Y aquí quiero dejar en claro mi opinión. Considero que lo más importante al apoyar a algún referente con quien tengamos agrado, es creer que esa persona está siendo honesta, tener la convicción de que estamos siguiendo a alguien que hace lo que cree y no lo que le conviene para seguir ocupando el puesto que ocupa. Nunca vamos a tener la certeza de lo que siente, es cierto, pero busquemos su coherencia.

Y finalmente, hago un pedido públicamente a todos los funcionarios y a aquellos que aspiran serlo: dedíquense alguna vez a representar las necesidades de sus votantes y representados; hagan lo que les corresponde, propongan y ejecuten acciones que mejoren la calidad de vida de todos; basta de declaraciones falsas y dobles discursos, vacíos y mentirosos, basta de corromperse y venderse al mejor postor. Dejen de lado, por una vez, la demagogia y la política y ocúpense de gobernar que es lo que tienen que hacer, en vez de estar permanentemente en campaña buscando agradar a todos (o a la mayoría) para conseguir más votos. Ese es el pedido que hago en nombre de todos.

Saludos.

Fede Natale

27 de noviembre de 2010

Los jóvenes nuevamente discuten de política

Hace poco tuve la suerte de presenciar y participar de dos discusiones (en su real significado) cuyo eje era la política. La primera de ellas fue mucho más formal y profunda, se trataba de un grupo de jóvenes que se reúne quincenalmente, justamente con ese fin, el de discutir sobre cuestiones actuales de política. La segunda discusión, que fue mucho más espontánea e informal, involucró a un grupo de amigos personales que intercambiaron ideas sobre el gobierno actual. Mi intención no es focalizarme en el contenido ni en el resultado de las discusiones (al menos no hoy), sino celebrar, con enorme placer, el hecho de que nuevamente los jóvenes discutamos sobre política.

Hasta hace unos años era muy difícil encontrar gente entre 17 y 27 años (aproximadamente) que se interesara en los sucesos políticos, que conociera a los principales dirigentes (ni hablar de aquellos menos conocidos), que supiera sobre sus proyectos y que se interiorizara en lo que estaba pasando y qué estaban haciendo los representantes que casualmente la mayoría de ellos había elegido. Pero desde hace unos años a los días que corren, debemos reconocer que esto ha cambiado notablemente. Muchísimos más jóvenes se interesan, leen, escuchan y hasta se involucran en cuestiones políticas. Creo que no está del todo claro aún, cuál es el nuevo motor que los guía a desenvolverse de esta manera pero opino que es muy valorable que lo hagan.

Más allá de la afinidad que se tenga con un partido político, de las ideologías, de los intereses, de los gustos propios de cada uno, es importante que los jóvenes comprendamos (yo también soy joven) lo imprescindible que resulta nuestra participación. No hablo de militancia, no hablo de movilizarse (aunque no lo descarto). Hablo de conocer, de saber, de discutir, de opinar. Es verdad que no es una obligación, es verdad. No a todos les tiene que importar. Pero, al margen de eso, sepamos que todos somos responsables de lo que sucede. Aquellos que dirigen y presiden el país son los representantes que nosotros votamos. El sistema democrático que este país ejerce se basa en la elección de sus funcionarios mediante el voto. Entonces no podemos quejarnos de quienes están al poder si fuimos nosotros los que los elegimos. Algunos pueden decir, con razón, que a muchos de ellos no los votaron, es verdad, pero así es la democracia: el voto de las mayorías. Aunque vale mucho hacer la distinción de que las minorías no quedan ( o no deberían quedar) marginadas sino que también son representadas pero con menor cantidad de dirigentes, como lo propone nuestra constitución. Tampoco podemos quejarnos de que algo no nos gusta si no hacemos nada para cambiarlo; y no comparto en este caso las opiniones de aquellos que sostienen que no son ellos quienes deben ocuparse de cambiar las cosas (si es que hay que cambiarlas) pues creo que he dejado en claro en este párrafo, que somos nosotros, justamente, los que podemos generar el cambio si queremos.

Concluyo este artículo, retomando y repitiendo el final del primero párrafo. Celebro que la discusión política haya vuelto a la juventud pues (más allá de lo enormemente trillada que está la frase) nosotros somos el futuro.

Saludos.

Fede Natale

19 de noviembre de 2010

Negro de Mierda

¿Cuántas veces al día escuchamos estas 3 palabras juntas? ¿Cuántas veces nuestra mente pasa por alto esta frase al escucharla, tomándola como “normal” o usual? Muchas, ¿Verdad? …Y pensándolo racionalmente, ¡demasiadas!

¿Qué significa? ¿Quién la dice? ¿A Quién se la dice? ¿Vos la usás? ¿Por qué es una injuria?

Esta frase se escucha permanentemente en boca de mucha gente, sin diferenciar edades, sexos, estudios y aún más, sin atribuírsele a ningún estrato social en particular (como lógicamente podría llegar a pensarse). Generalmente se utiliza para distinguir a una persona que actuó de una mala manera, a una persona perversa, malvada, a gente que realiza actos de vandalismo, actos inmorales o faltos de respeto, entre tantos otros. Pero ¿Por qué decirle “negro” a alguien es una ofensa? ¿Desde cuándo alguien debe sentirse ofendido si le dicen “negro” o su derivado (argentino) más ofensivo “negro de mierda”?

Desde la época imperialista los denominados “países del primer mundo” han tomado como esclavos a los negros africanos (digo “desde” y no “en” para que no crean ingenuamente que esto ya no sucede en la actualidad). Y fue, a partir de entonces, cuándo se empezó a catalogar a los negros como una raza inferior, a quienes se les permitía vivir únicamente bajo ese estado de esclavitud. (Queda claro, justamente por lo mencionado, el porqué se discrimina a las personas de color negro y no al revés). Poco a poco, con el paso del tiempo, los negros fueron adquiriendo derechos en casi todo el mundo (los casos más destacables son el de EEUU de la mano de Martin Luther King o en Sudáfrica de la mano de Nelson Mandela), sin embargo, aún hoy siguen recibiendo un trato notablemente desigual, y diría yo (sin tener el dato exacto) que nuestro país debe ser uno de los que más desigualdad genera distinguiendo a las personas por color.

Creo yo que si las propias personas de raza negra dejaran de considerarse, ellos mismos, inferiores, la frase “negro de mierda” ya no sería un insulto. ¿Cuál es el problema de tener un color de piel negro? A mi entender ninguno. Entonces claramente la frase es tomada con un insulto debido a que se ha instalado históricamente el concepto de que la persona negra es inferior y la misma raza ya lo ha incorporado, con el agregado de que el sistema capitalista, que elegimos hace tiempo y pregonamos hoy día, no hace más que promover y favorecer a esta cuestión. (Como nota de color, podemos agregar también que este concepto se instaló hace tiempo en todo tipo de ámbito y llegó, incluso, a los dibujos animados. En los conocidos “Pitufos” cuando uno de ellos se portaba mal se ponía de color negro. Hecho más que interesante para medir la magnitud que tiene esta situación).

Está claro que aquí en Argentina, los barrios marginales o villas de emergencia son habitados en su gran mayoría por personas de color negro, pero esto es simplemente por lo expuesto en los párrafos anteriores. Desde siempre los negros han tenido menos posibilidades y muchas más dificultades para crecer en la escala social y Argentina no fue la excepción, ya estamos acostumbrados a que así sea y por eso, justamente, es que sigue sucediendo.

Para empeorar las cosas, sucede algo muy interesante con respecto a la sentencia “negro de mierda”: no sólo usamos esta frase para insultar, sino que además, algunas personas intentando quedar como pluralistas, abiertos y para nada segregadores, aclaran al mencionar la frase durante su discurso que “no se refieren al negro de piel, sino al negro de alma”. Es casi irrisorio. Yo me pregunto, ¿Qué característica tiene una persona que es un negro de alma? ¿Qué es un “negro de alma”? Queda en evidencia, con esa aclaración, lo impuesto que está el prejuicio de que los negros son malos, peores, inferiores o como queramos categorizarlos.

Propongo entonces, que nos detengamos un minuto a pensar en lo que decimos, porqué lo decimos y qué es lo que verdaderamente queremos decir. Entendamos lo que pensamos y tratemos de exponerlo de la mejor manera, pero reparemos racionalmente en el significado de las cosas que expresamos. Uno de los principales inconvenientes que posee el ser humano en sociedad es la comunicación, esforcémonos para que deje de ser así.

Saludos.

Fede Natale

Bienvenido

Hace tiempo ya que venía pensando en tener un espacio propio donde poder expresarme públicamente, donde plasmar mis ideas, mis reflexiones y sobre todo mis opiniones. Debido a mi poca capacidad de relación con la tecnología, este medio había sido descartado hasta el momento. Claro, no me pude resistir mucho más a la evidente realidad en la que vivimos, donde internet es moneda corriente y si necesitas relacionarte masivamente, es el canal adecuado. De todos modos, no me he resignado por completo, no se equivoquen: Sigo y seguiré sin tener facebook, tweety y cualquier otro tipo de red social con nombre de personaje de los Looney Toones.

Siguiendo con lo importante, no tuve más alternativa entonces que abrirme este blog. Este es el medio que elegí para exponer mis artículos y cumplir con el objetivo de satisfacer esa necesidad mencionada al principio, además de poder crear un espacio de debate, opinión y análisis.

¿De qué hablaré en los artículos? Pues trataré de analizar desde mi punto de vista cualquier noticia de actualidad o suceso político, social, económico y cultural que sea de interés general (o a veces personal); como así también, de cualquier tema que me haya hurgado la mente y me haya hecho pensar. ¿Por qué? Porque quiero expresarte mis ideas, mostrarte lo que pienso e invitarte a reflexionar y analizar conmigo. Si logro ese feedback de tu parte, entonces estaré satisfecho.

Por último, quiero comentarte que espero tener con cierta frecuencia algunas columnas escritas por amigos. Muchos de ellos, me han manifestado tener, al igual que yo, las ganas de exponer sus opiniones. Y aquí no puedo evitar invitarte a vos también a que participes desde este lado. No dudes vos, si querés, en mandarme tu artículo que será más que bienvenido. Y sino, también podés participar comentando y opinando acerca de lo que leas en este blog. Agradeceré infinitamente tus comentarios ya que son ellos los que alimentaran el debate que busco.

Sin más preámbulo, vuelvo a darte la bienvenida, te abro las puertas y ojalá que te sientas a gusto.
Saludos.
Fede Natale